En 1909 el escritor japonés Mori Ogai publicó una nouvelle titulada Vita sexualis. Se trataba de un relato acerca de un profesor de filosofía, Shikuza Kanai que rememora su paso de la niñez a la edad adulta centrándose en aquellos momentos que afectaron a su despertar sexual. El libro escandalizó a la sociedad de la era Meiji por lo atrevido del tema y, apenas tres semanas después de su publicación, las autoridades ordenaron su retirada de las librerías y la censuraron por considerarla causa de efectos dañinos en la moral pública. No obstante, el escándalo que pueda imaginarse de las páginas del libro no es tal, ni tan siquiera para un lector de principios del siglo XX. Porque no hay en "Vita sexualis" sexo explícito, ni pasajes pornográficos ni oscuros deseos sugeridos, sino una reflexión sobre el descubrimiento sexual. En realidad, "Vita sexualis" es un viaje hacia el recuerdo del despertar sexual de un individuo, narrado con cierta ternura y humor, donde encontramos el mundo de las geishas y de las casas de té, el de los grabados pornográficos japoneses o las relaciones homosexuales juveniles.
Ogai Mori fue “el primer escritor moderno que supo cuestionar, en el mundo de las letras japonesas, el problema del sexo en el desarrollo de la identidad humana, con una conciencia objetiva y, a la vez, a un nivel literario sublime".
El narrador de "Vita sexualis" puede considerarse como un trasunto de la persona de Mori Ogai y la novela una crítica al movimiento naturalista en la literatura japonesa (donde las escenas eróticas tenían, para el escritor, un excesivo y vacío protagonismo), centrándose en un tema de gran interés para Ogai, el papel del sexo en la vida humana. En definitiva, como indica Kayoko Takagi en el prólogo, Ogai Mori fue “el primer escritor moderno que supo cuestionar, en el mundo de las letras japonesas, el problema del sexo en el desarrollo de la identidad humana, con una conciencia objetiva y, a la vez, a un nivel literario sublime". "Vita sexualis" es una curiosa obra a la que merece la pena acercarse no tanto por lo que pudiera tener de escandaloso, que no lo tiene, sino por conocer de primera mano el punto de vista de un escritor de la talla de Mori Ogai hacia cuestiones como el despertar sexual, el paso de la niñez a la etapa adulta o problemas literarios como la excesiva presencia de los postulados del Naturalismo en la literatura japonesa de principios de siglo. Una rareza escrita con sencillez que se lee con cierta ternura.